EI INAH TRABAJA CONTRA EL TIEMPO, el rezago y la escasez presupuestal

Por instrucción presidencial, el INAH tiene el desafío de terminar todas las obras patrimoniales y culturales que se dañaron durante los sismos de 2017 en el país. Sin embargo, el rezago es tan grande que las propias autoridades consideran la tarea como un desafío. Y en Puebla, cuyo gobierno debe hacerse cargo de 54 de las 187 obras de reconstrucción y restauración que faltan, los pobladores dudan que alcancen el tiempo y el presupuesto asignados.

- Gabriela Hernández

Céspedes, por su parte, se comprometió a "no fallarle" al presidente, quien busca cerrar su sexenio con esa promesa cumplida. En 2019, el mandatario López Obrador aseguró que para 2020 se concluiría con el programa de reconstrucción de los daños causados por los sismos, lo cual no ocurrió. Luego, en diciembre de 2021, al entregar el Premio Nacional de Ingeniería, sostuvo que esto se lograría en 2022.

En los últimos años, Prieto ha divulgado que en Puebla se han restaurado más de 400 de 621 inmuebles afectados por los movimientos telúricos de hace seis años, por lo que, en una simple operación matemática, ha sostenido que solo falta por atender 35% del patrimonio siniestrado.

Pero Proceso hizo un recorrido por la zona y pudo confirmar lo que ya antes han denunciado especialistas como la arquitecta Rutilia Amigón, quien fue supervisora de obras por parte del INAH en la mixteca poblana, justo una de las zonas más afectada por el fenómeno sísmico: En términos reales 35% por ciento de las obras que faltan por concluir en Puebla son los inmuebles más dañados por el movimiento telúrico que, al paso de estos años -por el abandono, lluvias, caída de ceniza y por otros movimientos sísmicos- han agravado su deterioro.

La mayoría de estos siguen sostenidos por los mismos puntales o andamiajes que se colocaron hace seis años. En el caso de templos, cuyas cúpulas colapsaron, como el de Santiago Caballero en Chila de Sal; Santa Ana Tamasola, en Jolalpan y el de Santiago Apóstol en Izúcar de Matamoros, mantienen los enormes boquetes en sus techos, por donde entra sol, lluvia o granizo; anidan animales y enraízan arbustos.