No con nosotras

Marianne Lübke logró engañar a unos estafadores telefónicos con ayuda de dos vecinas

- Annette Lübbers

Marianne Lübke con sus vecinas Theresa Görig y Nadine Zimmer (de izquierda a derecha).

MARIANNE LÜBKE TIENE dificultades para andar. Sin embargo, esta mujer de 73 años no ha perdido el sentido del humor, y también tiene una mente muy despierta. Esta alemana, profesora jubilada, ya había sido objeto de estafas en dos ocasiones. Cuando intentaron engañarla por segunda vez se juró a sí misma: "La próxima vez los pillaré".

El 18 de julio de 2024 llegó ese momento. Hacia las 14:30 horas, Lübke estaba sentada en el patio trasero de su casa disfrutando del sol. A pocos metros, dos de sus vecinas, Theresa Görig y Nadine Zimmer, también se habían puesto cómodas. De repente, sonó el teléfono fijo de Lübke. "¿Dígame?"

Una voz femenina sollozaba al teléfono: "Mamá, mamá. Me ha pasado algo horrible".

"Espera, niña", pensó Marianne Lübke, que no tiene ninguna hija. Cogió su móvil y marcó el número de la unidad de delitos económicos. Tras la última llamada fraudulenta, había mantenido una larga conversación con uno de los agentes. Al mismo tiempo, hizo un gesto a sus dos vecinas para que se acercaran. Con un gesto les indicó que guardaran silencio. Theresa cogió el móvil.

Nadine pulsó el botón de grabar en el suyo y lo dejó junto al de Lübke. Luego, ambas se escondieron entre los coches.

Mientras tanto, la supuesta hija había transferido la llamada fija a un supuesto comisario jefe. "¿Cómo se llama su hija?", pregunta él.

"Marlene. ¡Está con ustedes!"

"¿Cuándo nació su hija?"