MI MADRE, VÍCTIMA DE UNA ESTAFA

La persona que llamó le dijo que tenía un problema, pero que podía ayudarla. Ella le creyó. Tardamos meses en recuperar su dinero... y su dignidad

- Becca Andrews

UNA MAÑANA DE diciembre, el móvil de mi madre comenzó a sonar. Mientras sacaba su iPhone de la funda que llevaba en la cintura de sus vaqueros, se preguntó quién sería. Quizá alguien de la iglesia quería saber cómo estaba del Covid. Hola?” respondió.

La voz al otro lado de la línea era masculina. Con un tono alarmante, le dijo a mi madre que había ocurrido algo con su cuenta de Amazon. Alguien se ha infiltrado en sus cuentas del banco en su perfil de Amazon y podría robarle su dinero”, informó el hombre. Le llamo para ayudarla”.

Su mente se aceleró. La voz del teléfono sonaba amable y tranquilizadora, así que mi madre trató de concentrarse atentamente en sus palabras. Mi padre se había ido a trabajar y ella estaba sola en su casa de Tennessee, al sur de Estados Unidos. Llevaba semanas aislada por el Covid y echaba de menos el sonido de una voz amable.

Intentó tranquilizarse. El hombre le dijo que necesitaba que le diera cierta información para asegurarse de que el dinero estuviera a salvo. La pasó a otra voz masculina, de nuevo calmada, reconfortante, serena. Ella prometió no colgar. Debido a una lesión cerebral que había sufrido décadas antes, le era difícil seguir instrucciones, pero hizo un esfuerzo. El hombre le explicó lenta y cuidadosamente cómo instalar en su móvil una aplicación que le permitiera a él ver su pantalla. A partir de ese momento, él podía observar todos sus movimientos.