Saludos y despedidas

El Festival de Gijón cierra una edición marcada por la renovación cinéfila de los nombres... y el recuerdo emocionado a los que ya no están

- POR Rubén Romero Santos

A primera vista, el Festival Internacional de Cine de Xixón destacaba en su última edición por una arriesgada apuesta: mayoría de películas firmadas por autores con una o dos obras a sus espaldas. Porque, aunque estuvieron los habituales como Radu Jude, Hong Sang-soo o un Albert Serra oliendo a incienso y recién llegado de su audiencia papal (¿estará preparando Tardes de santidad?), el grueso de la programación pertenecía a nuevas voces. Por probabilidad y por coherencia, el premio principal fue para un debut como el de Al oeste, en Zapata [1], de David Bim, un descorazonador documental en blanco y negro sobre las penurias de un matrimonio cubano y su hijo autista. Un ejercicio de clásico realismo social para homenajear la lucha de los más desfavorecidos que se ve con el corazón en el puño.