EN LA LINEA DE META

CUANDO Michael Mann SE PROPUSO HACER UNA PELÍCULA SOBRE EL MAGNATE AUTOMOVILÍSTICO Enzo Ferrari, PROBABLEMENTE NO IMAGINÓ QUE TARDARÍA TRES DÉCADAS EN LOGRARLO

- Nando Salvá

De un modo u otro, Michael Mann (Chicago, 1943) nos ha hablado de coches desde el principio: algunos de los más impresionantes de los años 80 se pavonearon por las escenas de la serie Corrupción en Mia mi, que él coprodujo y gracias a la que se dio a conocer en todo el mundo; en el tiroteo más memorable de Heat (1996), su obra maestra, un puñado de automóviles usados como trinchera acababan pareciendo queso gruyer a causa de las balas; buena parte de la acción de Collateral, otra maravilla, transcurre dentro de un taxi. Así que es lógico, casi inevitable, que su gran proyecto artístico haya sido dirigir una película sobre el italiano Enzo Ferrari (Módena, 1898-1988), empresario y jefe de escudería, una de las figuras más icónicas del mundo del motor. Ha pasado 30 años tratando de hacerlo, prácticamente desde que logró su primer gran éxito cinematográfico gracias a El último mohicano (1992). Ahora, por fin, ese sueño ya es su 12º largometraje.