Evolución armoniosa

EN LA ÚLTIMA DÉCADA, EL VINO MEXICANO HA DEJADO DE SER UNA RAREZA DE NICHO PARA CONVERTIRSE EN UN PROTAGONISTA CADA VEZ MÁS VISIBLE (Y RESPETADO), TANTO EN LAS MESAS NACIONALES COMO EN LOS PALADARES INTERNACIONALES.

- Por Sheila Ramírez

A CIEGAS, SÓLO HAY AROMAS, texturas y memorias... Mientras los ahí reunidos desciframos notas frutales que despiertan la curiosidad del paladar, una voz experta traduce esos perfumes en paisajes y emociones. Nos guía a entablar un diálogo con el vino, a convertir la cata en relato.

Ese recuerdo me visita tan pronto cruzo las puertas de la cava más importante de Latinoamérica, ubicada en el corazón del Hotel Presidente Inter-Continental Mexico City. Reconocida no sólo por el tamaño de su inventario (40,000 botellas de 2,200 etiquetas procedentes de 24 países), sino por la excelencia de las referencias que alberga. Entre ellas, una selección de 280 etiquetas de vino mexicano.

Luis Morones, custodio de este tesoro, toma una botella y comienza, con elegante precisión, el ritual del descorche. Mientras lo hace, guía la conversación hacia el presente del vino nacional. “Estamos viviendo una evolución muy significativa en el vino mexicano”, afirma el director de vinos de Grupo Presidente y sommelier con cerca de dos décadas de respetada trayectoria.

“Hoy, los productores están más comprometidos que nunca con la calidad, y eso comienza desde el origen: el viñedo. Están haciendo inversiones serias para garantizar agua potable de calidad, lo que se traduce en vinos con una expresión mineral mucho más equilibrada”, acentúa, con entusiasmo.