El motivo de vivir

Entre más cosas suceden en mi vida, más me pregunto si existe una manera correcta de vivir y qué ocurre cuando dejamos este plano terrenal. El fallecimiento de personas cercanas nos lleva de manera inevitable a estas reflexiones: en las siguientes líneas les comparto un poco de lo que pasa por mi mente cuando pienso en dichos temas.

- Por Briseida Ibarra

Hace unos meses, mi familia sufrió la pérdida de mi amada abuelita materna, quien vivió en nuestra casa durante los últimos quince años. Como podrán entender quienes han pasado por algo similar, este suceso me puso en un estado de reflexión constante, en el cual me cuestiono más que nunca la vida, la muerte y nuestra razón de ser, de estar aquí. Cada rincón de la casa y objeto que hay en ella tiene un recuerdo atado a mi abuela, lo que instantáneamente me lleva a escuchar la voz o ver su sonrisa.

Se dice que existen varios lenguajes para el amor, y estos se manifiestan a través de todas las maneras en que demostramos a los demás lo que sentimos por ellos, escapando así a las limitantes que pueden tener las palabras o el contacto físico. Hoy creo que el lenguaje de amor más grande que tuvo mi abuela fue rezar siempre por sus seres queridos. Como la mayoría de abuelas mexicanas educadas en la vieja escuela, la mía siempre sintió una devoción gigantesca por la iglesia: dedicó su vida entera, dentro de su humana imperfección, a intentar agradar a su Dios, lo que la llevó a realizar grandes actos de amor y compasión. Estarán de acuerdo que, a pesar de las creencias individuales, el simple hecho de que una persona pida a un ser todopoderoso por tu bienestar, es un acto que se traduce en energía positiva que viaja a través del universo.