Revista Proceso - June 07, 2020

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El impulso democrático que permitió la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia estaba encaminado a superar la penosa clasificación de México como el país más peligroso para ejercer el periodismo. Pero a los asesinatos, desapariciones, amenazas y ofensivas judiciales se ha sumado otro agravio: desde Palacio Nacional, con el argumento del “derecho de réplica”, el presidente exacerba el encono hacia los medios que le disgustan. En el aniversario del Día de la Libertad de Prensa en México –que se celebra cada 7 de junio desde que Miguel Alemán lo instauró en 1951–, Proceso aborda tres aristas que han marcado la relación del poder con medios y periodistas en tiempos de la 4T: las conferencias mañaneras, la estrategia gubernamental para ahogar las críticas a través de redes sociales y el conflictivo caso de la agencia Notimex.