Final Fantasy XVI

COMO EL AVE FÉNIX QUE ESCAPÓ DE SU PRISIÓN

- Álvaro Alonso

Square Enix ha renovado la fórmula de Final Fantasy con una nueva entrega en la que da más gusto jugable que nunca machacar a enemigos como los míticos molbol.

Tras varios años sin tener claro el rumbo de la saga Final Fantasy, Square Enix ha cogido al Ifrit por los cuernos y nos presenta una decimosexta entrega que es una demostración de confianza.

Creative Business Unit III, la división capitaneada por Naoki Yoshida (Yoshi-P, para los amigos) encargada del éxito online Final Fantasy XIV, ha sido la responsable de devolver la saga a lo más alto. Para tan hercúlea tarea, ha dotado a Final Fantasy XVI de un gran número de elementos clásicos, pero, a la vez, le ha dado una fórmula jugable y una estructura que rompen con lo establecido con anterioridad. El resultado es fantástico...aunque no está libre de asperezas.

ES EVIDENTE QUE JUEGO DE TRONOS HA SIDO LA FUENTE DE INSPIRACIÓN PARA ESTA HISTORIA DE INTRIGAS POLÍTICAS

La historia nos lleva hasta Valisthea, un mundo de corte medieval en el que varios reinos guerrean por el control de los cristales: la fuente de toda magia. Para protegerlos y librar las batallas, los ejércitos suelen acudir a los dominantes, que son personas que tienen la habilidad de invocar a poderosas criaturas conocidas como eikons. Nosotros nos ponemos en el papel de Clive Rosfield, primogénito del archiduque de Rosaria y hermano del dominante del Fénix. La trama recoge varios puntos de la vida de Clive, desde su adolescencia hasta la adultez, lo que nos permite empatizar al máximo con todo lo que le sucede.