Gracias, mamá

Con motivo del Día de la Madre, compartimos las enseñanzas aprendidas por los lectores de una de las maestras más influyentes de nuestras vidas

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HABLAR DE MI MADRE es hablar de un amor incondicional e infinito. Ella nació pocos meses después de que estallara la Guerra Civil en España, creció durante la dura posguerra en un pueblecito andaluz y, por amor a su novio, se trasladó a la capital cuando se casaron. Su formación fue muy básica a su pesar, pues por aquel entonces primaban las tareas propias de su sexo. ¡Cuánto talento desaprovechado en esas generaciones! Sin embargo, su inteligencia natural le permitió ir superando esas carencias con creces.

Y llegaron los hijos y su torrente de amor se multiplicó. En el Madrid franquista, donde hasta respirar daba miedo, ella creó un hogar alegre y acogedor, plural y libre. Era común recibir a familiares y amigos andaluces. Nuestra casa siempre estaba llena de gente. Se compartía todo y, aunque no estudió contabilidad, cuadraba los recursos de manera extraordinaria.

Remedios y Mercedes.