Regalo envenenado

Noche de paz, noche de horror nos hace recordar uno de los slasher más insólitos de la historia: cuando Monte Hellman dirigió en 1989 la tercera entrega de esta saga navideña

- Daniel de Partearroyo

La idea de un Papá Noel asesino y la costumbre, durante la edad de oro del slasher, de ambientar las películas en fechas señaladas cristalizó en una inevitable Noche de paz, noche de muerte (1984).

Esta producción barata e idiosincrásica, en la que un psicópata lidia a cuchillada limpia con el recuerdo del asesinato de sus padres a manos de un tipo vestido de Santa Claus, obtuvo cierto éxito y, sobre todo, un infame culto de videoclub que le permitió convertirse en saga de segunda fila.

Cuatro continuaciones —la inmediatamente posterior merece un premio a la desfachatez por reciclar más de 40 minutos de metraje de la original— y un remake después, estrena un nuevo reinicio titulado