El desierto avanza, Cannes resiste

La edición 78 del festival sacó un palmarés comprometido y contundente de una competición aquejada por los temores del mundo contemporáneo

- Daniel de Partearroyo

Normal que Sirat fuese uno de los títulos que más resonó entre los asistentes a la 78 edición del Festival de Cannes. Los protagonistas de la película de Oliver Laxe viajan por el desierto de rave en rave mientras les llegan inconexas re-transmisiones radiofónicas de una Tercera Guerra Mundial en desarrollo. Muy similar a nuestro deambular entre sala y sala del Palais des Festivals, en un flujo de película a película, con pequeñas filtraciones del mundo real ahí fuera: el genocidio en Gaza (la periodista palestina Fatima Hassouna no pudo ver Put Your Soul on Your Hand and Walk en la Croisette; murió junto a su familia en un bombardeo de Israel), la guerra en Ucrania (Sergei Loznitsa demostró en la magnífica Two Prosecutors que la relación entre el poder ruso y la verdad lleva décadas de historia siendo complicada), la desintegración social de Estados Unidos (tema estrella de Eddington, el western covid de Ari Aster que no resitiría un asalto contra un episodio normalito de South Park).

La burbuja del cine no es impermeable y las tensiones que afligen al mundo contemporáneo siempre acechan, igual que tras cada cerradura hay un ojo que observa en la fantasmagórica Sound of Falling [2], junto a Sirat ganadora