AQUAMAN y el Reino Perdido DIOS SALVE AL REY DE LOS MARES

ENTRE PANDEMIAS Y HURACANES (DENTRO Y FUERA DEL PLATÓ) James Wan REMOJA DE NUEVO A Jason Momoa EN SU DESPEDIDA DE DC

- Yago García

Odiarla era fácil, pero seamos sinceros: en 2018, cuando Escuadrón Suicida y Liga de la Justicia todavía quemaban en la memoria, algunos nos tomamos Aquaman como un chapuzón en el lado más loco del Universo DC. Que el guion estuviera cogido con pinzas, que gran parte del elenco anduviera justito de matices o que muchos momentos del filme sobrepasasen los límites de lo hortera resultaba peccata minuta, porque, tras un lustro de testosterona marca Zack Snyder, la cinta de James Wan nos ofrecía monstruos ciclópeos, brilli brilli por arrobas, a Nicole Kidman como reina de los mares y a Willem Dafoe poniendo cara de "¿qué hago yo aquí?" mientras Jason Momoa sacaba bíceps. Es decir, un recordatorio de que los superhéroes (y más aún los gestados en el 666 de Park Avenue, hogar de la DC clásica) valen tanto la pena por lo kitsch y lo disparatado como por lo épico.