LOS LÍMITES DE LA FLEXIBILIDAD

"LA ESCUELA ES UNO DE LOS POCOS LUGARES EN EL QUE EL HIJO DE UN EMPRESARIO RICO PUEDE HACERSE AMIGO DEL HIJO DE UNA CAJERA MIGRANTE QUE HA HUIDO DE LA MISERIA EN SU PAÍS"

Un par de niños, fiambrerita en mano, se dispone a ir al colegio en los años 50.

Tras los meses del verano más atípico que probablemente la mayoría de nosotros hemos vivido jamás, volvemos a ensayar cada día esa llamada “normalidad” que ya no es tan nueva pero que sigue siendo ajena y extraña y a la que no podemos acostumbrarnos. En realidad, es esperanzador que los seres humanos no podamos adaptarnos a cualquier cosa, que la flexibilidad infinita que persigue el mercado laboral o los avances tecnológicos encuentren resistencias y se topen con límites infranqueables por los que no puedan pasar. Es esperanzador que los seres humanos no podamos acostumbrarnos a la distancia social y que no todas nuestras interacciones puedan ser mediadas por la tecnología.