Alejandro G. Iñárritu – "Una película personal no tiene por qué ser pequeña”

El cineasta mexicano nos invita a navegar en su flujo de conciencia sin chaleco salvavidas

- Por Daniel de Partearroyo. Foto Mirta Rojo

"El éxito ha sido mi mayor fracaso". Es una de las frases lapidarias que se escuchan en Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, lo nuevo de Alejandro G. Iñárritu, que llega más de un lustro después de lo que podríamos considerar la consolidación del cineasta mexicano en la cumbre de Hollywood: los dos premios Oscar consecutivos de mejor dirección que ganó por Birdman (2014) y El renacido (2015). Desde entonces, con una instalación de realidad virtual en Cannes (Carne y arena, 2017), algún anuncio para Nike y una pandemia de coronavirus de por medio, Bardo supone un cambio de rumbo. Es su séptimo largometraje, pero tiene mucho del 8½ de Fellini: una visión de la propia figura del director que convierte la introspección reflexiva en espectáculo pirotécnico.