¡Feliz día del daddy...issue!

Para continuar con el artículo anterior, en el mes del padre, toca el turno de hablar sobre aquellos temas no resueltos con papá. Lamentablemente en este caso el escenario es desolador, pues las estadísticas apuntan a que en más de un 40% de los hogares mexicanos existió la ausencia total del padre, sin contar a los padres que, debido a sus estereotipos y educación, estuvieron presentes, pero al mismo tiempo ausentes en la vida de la familia.

- Javier Robles Salinas

Podríamos hablar y hablar sobre las posibles razones de porqué ocurre esto, si es debido a nuestra educación machista, a la presión capitalista de la vida o cientos de factores más; sin embargo, lo importante es hablar sobre los muchos conflictos que se derivan de este fenómeno social y familiar.

Aunque suene a disco rayado, la realidad sigue siendo una sola: Nuestra infancia, junto con todos sus tesoros, dolores y deficiencias, marca definitiva y profundamente el resto de nuestra vida, por lo tanto, vivir la ausencia de uno de los padres trae consecuencias severas en la vida de los afectados. Este es un trauma complejo de abordar.

Más allá de roles y estereotipos de género, hablando sistémicamente, papá nos transmite la energía masculina, es decir, la fuerza y el empuje para abrirnos paso en la vida, nos da soporte y seguridad. Así que el niño, al haber vivido la ausencia de la figura masculina y sentirse, por consecuencia, rechazado o abandonado, crece con una carencia energélica, sintiendo que algo le falta.

Y aunque la madre compensa esa ausencia en muchas ocasiones, para el niño sigue existiendo una desconexión con su energía masculina. Debido a esta ausencia del papá, las personas desarrollamos un conflicto que Lerapéulicamente se le conoce como movimiento interrumpido de amor.