Búfalo

Famosa por sus alitas epónimas, la segunda ciudad más grande del estado de Nueva York encuentra una nueva audiencia para su comida rápida casera y una sensación claramente local por impulsar la cultura gastronómica estadounidense.

Por Neil Davey

A mi izquierda hay personas que se zambullen de cabeza en una piscina infantil de salsa de queso azul, a mi derecha, chicas en el escenario explican por qué merecen ser coronadas la próxima Miss Buffalo Wing. Y a mi alrededor, en el estadio de béisbol Sahlen Field –que cambió de giro de manera temporal–, decenas de miles de personas preparan, sirven, hacen fila, comen y hablan de alitas de pollo. Francamente, Bill Murray tiene mucho qué responder.

Sí. Bill Murray; ese Bill Murray. Muchos sitios tienen un gran turismo gastronómico (Venecia, Bangkok, Tokio…), pero pocos dan su nombre a uno de los platillos más populares del mundo. Búfalo, en Nueva York, es hogar de las alitas de pollo Buffalo Wings y del caótico National Buffalo Wing Festival que debe su invención a Bill Murray.

“Había una película en 2001 llamada Osmosis Jones –me dice el fundador del festival Drew The Wing King Cerza–. El personaje de Murray era un gran aficionado a la comida chatarra que amaba las alitas de pollo y viajaba al Buffalo Wing Festival. Sin embargo, en 2001 Búfalo no tenía un festival dedicado a las alitas. El periódico local escribió en un artículo que si este alimento se preparaba en todo el mundo y se llamaba como la ciudad, ¿por qué no existía un festival? Yo era promotor de alimentos en ese momento; una cosa llevó a la otra y aquí estamos”.

Así, el fin de semana del Día del Trabajo de 2002, comenzó el National Buffalo Wing Festival. Diecinueve años después, el evento ha crecido a un nivel increíble: una vez que todo se asienta, la piscina de queso azul para remojar las alitas está limpia, Miss Buffalo Wing ya fue coronada y un hombre sorpresivamente delgado llamado Geoffrey Esper es el campeón de comer alitas en Estados Unidos (281 en 12 minutos); todo terminó, y Drew me cuenta que el festival de 2019 contó con unos 55 000 visitantes y 24 toneladas de alitas.

SWAN STREET DINER

Este vagón de tren de caoba transformado en un restaurante de la década de los treinta ofrece abundantes desayunos y almuerzos a diario, de 7:00 a.m. a 3:00 p.m. El menú también tiene opciones saludables, pero las tentaciones calóricas son difíciles de resistir, en particular el Meatloaf Melt y las minidonas. No se puede reservar una mesa, pero el servicio es eficiente y vale la pena esperar. Desde 600 pesos por persona, incluye cerveza o vino (swanstreetdiner.com).

ANCHOR BAR

Este sitio tiene un aire de bar temático: hay una tienda de regalos, las paredes están llenas de fotografías firmadas por celebridades y placas de matrícula, mientras que del techo cuelgan motocicletas. Las alitas se dividen en simples (10 piezas), dobles (20) o cubos (50) con una selección de siete salsas y rangos de picor. También hay sándwiches, hamburguesas, mariscos y, para reflejar la historia anterior al pollo, platillos italianos clásicos. Desde 800 pesos por persona, incluye una cerveza (anchorbar.com).

MARBLE + RYE