48 horas en Tabasco

Tabasco: un paraíso mágico, húmedo y lleno de cultura, que nos invita a disfrutar de la gastronomía chontal y maya.

Aquí predomina la Svegetación acuática. Las selvas húmedas también tienen gran relevancia, pues gra cias al clima, hay una gran variedad de flora y fauna.

NUNCA HABÍA VENIDO A Tabasco. El clima, de entrada, me pareció imponente: calor, humedad, bochorno. Apenas habían pasado cinco o diez minutos fuera del aeropuerto y la ropa ya se adhería a mi cuerpo por el sudor. Al observar a mi alrededor, me di cuenta de que había sol blanco -de ese que alumbra poco pero quema mucho-, y los mosquitos, sin importar la hora, siempre estaban al acecho.

En Tabasco la vida tiene algo de realismo mágico, las frutas son fértiles y enormes; las lluvias son torrenciales, los ríos enormes y la gente mística y maravillosa. Para disfrutar las bondades de este estado tropical, lo mejor es hacerlo de la mano de algún guía local, pues es tan vasto y con tantos secretos, que al ir como turistas, corremos el riesgo de no descifrarlo.

En mi caso -nuestro, mejor dicho- lo hice de la mano de la chef Lupita Vidal y su esposo Jesús David Acuña, quienes nos mostraron la riqueza y hermosura de una pequeña parte de este paraíso. Apenas me subí a la camioneta, pensé que este nuevo destino me recordaba a la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, por las descripciones de Macondo, la tierra, los aromas y la fertilidad del suelo.

MERCADO JESÚS TARACENA: PARADA OBLIGADA