CIENCIA CUÁNTICA Y CONS CIEN CIA

Para los físicos ortodoxos, relacionar la teoría cuántica con la mente y la consciencia está fuera de lugar. Sin embargo, muchos autores han hallado una misteriosa conexión entre el mundo intangible de las partículas y el reino inmaterial de la psique. ¿Qué hay de cierto en ello?

- de MIGUEL ÁNGEL SABADELL

Algunas teorías afirman que podríamos tener efectos cuánticos en sistemas biológicos a temperatura ambiente. Otras proponen que el universo nació de un único momento cósmico de consciencia.

En 1958 Salvador Dalí hacía público su Manifiesto de la antimateria: «Durante el período surrealista, he deseado crear la iconografía del mundo interior, el mundo de lo maravilloso, de mi padre Freud; lo he logrado. En la actualidad, el mundo exterior –el de la física– ha trascendido al de la psicología. Mi padre, hoy, es el doctor Heisenberg. Con los pi-mesones y los más gelatinosos e indeterminados neutrinos deseo pintar la belleza de los ángeles y de la realidad». Sin darse cuenta, el genio de Figueras acababa de unir dos de los grandes misterios de la ciencia moderna: la mente y la teoría cuántica.

El físico y matemático húngaro Eugene Wigner-izquierda- recibe el premio Enrico Fermi, en 1958. También ganó el Nobel de Física en 1963.

A los físicos ortodoxos esto les hace sentir incómodos pues les parece una extrapolación no justificada. A pesar de todo, durante el último medio siglo la misteriosa conexión entre la física cuántica y la consciencia humana se ha convertido en un tema recurrente. Diversos autores han encontrado –o creído encontrar– una relación irresistiblemente convincente entre el mundo intangible de las partículas subatómicas y el reino inmaterial de la consciencia y el espíritu. Esta búsqueda comenzó en 1975 fuera del ámbito de la investigación con la publicación del libro El tao de la física, de Fritjof Capra, y siguió en 1979 con La danza de los maestros de Wu Li, de Gary Zukav.