Chimamanda Ngozi Adichie SOÑAR, RESISTIR, VIVIR

Con cada palabra desarma certezas y abre caminos. Habla como escribe: con fuerza, ternura e ironía. Icono literario y feminista, la ESCRITORA NIGERIANA regresa con 'Unos cuantos sueños,' su novela más íntima, donde entrelaza amistades, pérdidas y la audacia de imaginar futuros posibles.

- CLAUDIA SÁIZ

Capa de plumas de Redondo Brand, vestido de seda con cuello bordado de Marina Rinaldi y pendientes y anillo de la colección 'Margherita' en oro blanco con diamantes, de Damiani.

«Hace poco, mi hermano me recordó algo que yo había olvidado: de niña, cogía el mando de la televisión como si fuera un micrófono, me subía a la mesa y proclamaba: “¡Soy la Oprah Winfrey de Nigeria!”. Aquella ocurrencia, acompañada de carcajadas, hablaba de mis sueños tempranos: escribir, pero también brillar como esa figura que representaba lo posible. Porque América, para nosotros, era aspiración pura. Crecimos viendo películas en videocasete que nos prestábamos en el campus, convencidos de que nada podía superar lo estadounidense. Cuando mi hermano aparecía con una cinta británica, todos respondíamos con desdén: “Bah, seguro que no es tan buena, no es americana”. En ese gesto infantil de ser Oprah había, en realidad, una declaración: América era el modelo a seguir», cuenta Chimamanda Ngozi Adichie (Enugu, 1977), cuyas ideas han marcado el rumbo del feminismo del siglo XXI. Su mensaje, expandido desde los libros superventas como Medio sol amarillo y Americanah y las charlas TED hasta las letras de Beyoncé o la primera colección de Maria Grazia Chiuri en Dior, combina serenidad y firmeza, ternura y contundencia. Habla de herencias coloniales, de masculinidad tóxica, de (auto)censura y de desigualdades de género con una claridad que desarma. Quien la lee encuentra más que literatura: halla la convicción de que las historias importan, que transforman la manera en que nos pensamos a nosotros mismos y al otro. Ese pulso recorre