Rosa Montero - "Ya siento que bailo con las palabras"

La gran dama de la novela española nos abre las puertas de su nuevo hogar para hablar de su vida, de su última obra y del paso del tiempo.

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Dice Rosa Montero (Madrid, 1951) que «dentro de una vida hay muchas vidas» y que ella ya va por la cuarta o la quinta. En 2009 falleció su marido, Pablo Lizcano, y se mudó de casa porque necesitaba cambiar de escenario como parte del duelo, «un trayecto personal muy complejo que cada uno lleva como puede». Es en ese nuevo hogar –un espacio luminoso con vistas al Retiro– donde nos reunimos con Rosa para charlar acerca de su última novela, La carne, una tragicomedia que llega a las librerías el 8 de septiembre. Su protagonista, Soledad, es una profesional del mundo de la cultura que acaba de cumplir los 60 y tiene que lidiar con el desamor, los celos y el paso del tiempo.

¿Es peor morir sin haber vivido un amor pleno, como lamenta Soledad, o tener que pasar el suplicio de perderlo?

Entre la vida de Soledad y la mía, me quedo con la mía 20.000 veces. La sensación que tiene ella es extrema. Y eso que también hay personas que, incluso habiendo tenido amores, piensan que no han vivido el gran amor. Esa carencia sentimental debe de ser brutal.

En este nuevo libro mencionas una tradición gitana a la que ya te referías en La ridícula idea de no volver a verte (2013), según la cual en las bodas no hay que desear felicidad, sino malos principios, para pasar cuanto antes la cuota de desgracia que a todos nos corresponde...

Sí. Por muy buena que sea tu vida, siempre hay una cuota de sufrimiento. La muerte es absolutamente inevitable, y eso ya es una tragedia. Vivir es ir perdiendo montones de cosas: la gente a la que quieres, el futuro... Lo que se gana con la vejez es poco, pero importante.

¿Y qué es eso que se gana?