La risa en crisis

Sin los ingresos por la pausa en sus actividades, el circo atraviesa serios problemas que no tienen para cuándo terminar.

- Por Arturo Alvarado

Hasta hace 10 años, el circo era para la cultura chilanga una de las principales actividades de entretenimiento en familia, pero con la llegada de los iPads y videojuegos, además de la ley que prohíbe el uso de animales para espectáculos circenses, la asistencia a estos espacios bajó considerablemente.

Martha Claudia Pereyra, encargada del Gran Circo Bardum, parado en el estacionamiento de la Mega Soriana, en Tultepec, Estado de México, cuenta que, en ese contexto, el problema se agudizó por el confinamiento.

“Este circo tiene unos 20 años. Antes de la pandemia traíamos el espectacular circo chino de Chang-Zhi, con un promedio de 15 funciones por semana. Ahora estamos detenidos”, explica. De este circo dependen económicamente 80 trabajadores y sus familias.

SUPERVIVENCIA Y SOLIDARIDAD