El Negocio De La Nostalgia
MANUFACTURA|Octubre 2018 - 273

La renta de vehculos clsicos en Cuba es un negocio que prospera gracias al ingenio de los cubanos para dar un segundo aire a los V8 estadounidenses.

Ivet Rodriguez
El Negocio De La Nostalgia
Una fila de autos clásicos, tan coloridos como el confetti, desfilan por las calles de La Habana, Cuba. Muchos de los recorridos comienzan en La Habana vieja, que es la parte colonial parcialmente restaurada; siguen por la Plaza de la Revolución, donde está el memorial a José Martí –político, periodista y escritor que organizó la Guerra de Independencia de Cuba en 1895– y continúan hasta los hoteles erigidos en los años 50 a la orilla del malecón, enmarcado por un muro que se extiende por toda la costa norte de la capital cubana.

Hoy, Cuba es literalmente un museo de autos rodante. Donde quiera que se mire hay un vehículo estadounidense de la vieja escuela: Chevrolets y Fords, pero también los extintos Oldsmobiles y Plymouths. Sin duda, los más llamativos son los enormes sedanes de lujo descapotables y con aletas traseras llevados a la isla por los estadounidenses que visitaban o hacían negocios en Cuba en la década de los 50, durante la dictadura de Fulgencio Batista.

En esos años se importaron decenas de automóviles hechos en Detroit –conocida como la Motor City por albergar las casas matrices y las primeras fábricas de General Motors, Ford y Chrysler–, que luego fueron abandonados por sus dueños tras la Revolución Cubana de 1959. Entonces el gobierno comunista cubano, liderado por Fidel Castro, prohibió las importaciones de vehículos y refacciones: la escena automovilística quedó congelada en el tiempo.

Mecánica ingeniosa.

この記事は MANUFACTURA の Octubre 2018 - 273 版に掲載されています。

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