ARENDT Y HEIDEGGER: PASIÓN Y FILOSOFÍA

El, Martin Heidegger, fue un profundo pensador de la existencia humana. Ella, Hannah Arendt, una lúcida teórica de la política. La filosofía los acercó, pero el amor fue el vínculo que los unió.

- NORBERT BILBENY

Martin Heidegger (Messkirch, 1888) y Hannah Arendt (Linden, 1906) componen una pareja singular en el círculo de la filosofía. No son los únicos; otros casos célebres han sido los de Nietzsche y Lou Andreas-Salomé, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Camus y María Casares, Agnes Heller y Ferenc Fehér, Iris Murdoch y John Bayley, Amartya Sen y Martha Nussbaum... Heidegger y Arendt se llevaban dieciocho años, él mayor que ella. Casi la misma diferencia que el citado Nietzsche-al que Martin admirabay la seductora Lou Andreas-Salomé, de veinte, de la que el filósofo del "Dios ha muerto" se enamoró en 1882.

Iniciaron su relación en 1924, a los dieciocho años de Hannah, una muchacha soltera y muy unida a su madre. Él, de origen humilde y católico, hacía siete que estaba casado. Su mujer, Elfriede, de familia conservadora, le había dado un hijo, Jörg, y un segundo, Hermann, concebido fuera del matrimonio y al que Heidegger pronto aceptó.

Quizá fue esta situación la que lo envalentonó en su romance con Hannah. No sin dificultades, pues su esposa siempre se mostraba muy celosa. Además, conocía la tendencia enamoradiza de su marido. Parece ser que después de Hannah tuvo algún devaneo más. A sus setenta años, estando fuera de su ciudad, el filósofo sufrió un infarto durante una cita amorosa. No deja de ser paradójico en un pensador que nunca reflexionó sobre el amor y a quien, por encima de todo, le preocupaban su trabajo y su reputación.

Encuentro en Marburgo

En 1922 fue nombrado profesor adjunto de la Universidad de Marburgo, donde Paul Natorp enseñaba el kantismo, que volvía a estar en boga en la Alemania devastada por la guerra mundial. El español José Ortega y Gasset estuvo años antes en esa misma universidad. Regía en el país la llamada República de Weimar, con un creciente antisemitismo y, a partir de la crisis de 1929, con una reforzada ideología nacionalsocialista, con la que la esposa de Heidegger simpatizaba.