La frase resonó en el sector energético. Era el 6 de septiembre y el entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunció –en Tabasco, tras las elecciones– que habría licitaciones para perforar pozos petroleros.
Era algo esperado por los empresarios, que deseaban una mínima posibilidad de ver cristalizados los proyectos de la reforma energética. Pero bastaron menos de 48 horas para que el tabasqueño frenara las esperanzas al llamar a la reforma un “vil engaño”.
Los que sí entendieron las intenciones del Presidente fueron los prestadores de servicios, un grupo de empresas que nacieron y se fortalecieron junto a Pemex. En una reunión con López Obrador en Tabasco, éste les dijo que iba a necesitarlos para apoyar las tareas de la petrolera.
Expertos consultados ven como un retroceso que el nuevo Plan de Negocios borrara las asociaciones (farm-outs) para privilegiar los modelos de contrato en los que los privados siguen las instrucciones de la petrolera, porque el riesgo se concentra en ella. Pemex cree que su enfoque en dar contratos para zonas bien conocidas, y con mayores posibilidades de éxito, debe disipar esos temores.
Grupo R, Marinsa, Perfolat, Cotemar, Arendal, Permaducto y Mexoil, todas mexicanas, toman
la delantera en el retorno de Pemex como líder del sector.
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