Envuelta en una cortina dorada de sargazo, casi puedo sentir el chisporroteo de energía mientras la luz del sol, el bióxido de carbono y el agua obran la magia de la fotosíntesis frente a la costa de las Bermudas.
Es una sensación deliciosa y me emociono al ver el subproducto de este proceso: las burbujitas de oxígeno que emergen a la superficie, sumándose al oxígeno que producen billones de diatomeas, cianobacterias y otras formas de fitoplancton que flotan a mi alrededor, en el agua cristalina.
Con su masa de algas repletas de seres diminutos, el mar de los Sargazos es un laboratorio viviente que ha hecho revelaciones trascendentales sobre lo importante que es el mar. Para todos, en todas partes y todo el tiempo.
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Junio 2019