Las tomas que casi se perdieron

Audun Rikardsen colocó una cámara trampa junto a un respiradero en el hielo ártico, con la esperanza de conseguir la toma perfecta de una foca, cuando se presentó un oso polar listo para investigar.

- Por Audun Rikardsen

NO HACE MUCHO fui guía en un viaje de naturaleza y fotografía a Svalbard, un archipiélago entre la Noruega continental y el Polo Norte. Tras dos días en un pequeño barco de pasajeros frente a la costa escabrosa y glacial llegamos al fiordo de Horn sund, en la punta sur de la isla de Spitsbergen. La vida silvestre es abundante en esta zona remota y frágil, donde buscábamos focas y osos polares.

Cuando anclamos el barco en el fiordo, vimos varias focas que descansaban en el hielo, pero no vimos osos polares. Se me ocurrió tomar una foto de una foca en el momento justo en que se asomara por un agujero en el hielo para respirar. Coloqué mi cámara y un sensor de movimiento cerca de la orilla del agujero. El plan era que el sensor activara la cámara en cuanto la foca se asomara. La imagen capturaría a la foca y el entorno frío y hostil a sus espaldas.

De regreso en el barco me pregunté si debía haber anclado la cámara, por si las dudas. Sin embargo, regresar al agujero habría molestado a las focas aún más y tal vez me habría impedido obtener la toma. Así que decidí no hacerlo.