Sinfonia Arquitectonica

En la búsqueda incansable de producir belleza a través del espacio y la luz, Miguel Ángel Aragonés creó una melodía visual en la Ciudad de México.

- Gabriela Estrada

Apasionado de la forma y la luz, el arquitecto Miguel Ángel Aragonés ha dedicado su larga trayectoria —de casi 38 años— a la exploración del espacio, desde una percepción muy particular de la belleza. La casa Rombo IV, en la Ciudad de México, es una declaración de su dominio para componer sinfonías visuales que tocan el alma.

Esta residencia es parte de una serie de cuatro casas —incluyendo el taller del arquitecto—, que posee una obsesión por el detalle, perceptible en cada elemento. Los remates, los objetos y los muebles se funden con la arquitectura, como el comedor que nace del muro y crea unidad. “En esencia es una casa hiperartesanal, donde el mueble es parte de la arquitectura y la arquitectura es parte del mueble. Asimismo, la luz viaja libremente por el interior. La residencia se vuelve una especie de caja contenedora de luz y aire”, compartió Aragonés.

“En ocasiones parece una maqueta. Como una fotografía del alemán Thomas Demand, quien crea modelos y los retrata. Cuando los ves, hay un enigma, algo no cuadra. Te detienes a observarlos y te das cuenta de que se trata de una maqueta. De pronto la casa tiene ese aire: un espacio surreal. Al verla terminada, sentí que era algo que ya había visto”.