Un sueño llamado Delhilante

“Retomar lo que mejor sabemos realizar debería ser nuestra meta; no hace falta reinventarse, sino regresar a los orígenes”, dice Lucía De Anda, psicóloga, interiorista y fundadora de una marca que teje una historia diferente para ella y su localidad.

- CAROLINA M. PAYAN

Lucía De Anda es originaria de Los Altos de Jalisco, en Tepatitlán de Morelos, cuna del bordado en la región de El Bajío, un sitio que se ha hecho famoso por sus preciosos textiles e hilanderos. En medio de hermosas casonas y augustas plazas de Tepa (como le llaman sus habitantes), emergió uno de los mercados más importantes de la región: el tianguis de la costura, donde se dan cita fabricantes, exponentes y artesanos para mostrar su trabajo y hacer vendimia. “Hace tres años, al regresar de Chihuahua a Tepa, me pregunté a qué quería dedicarme, no sabía si retomar la psicología o dedicarme de lleno al diseño de interiores. Finalmente, un día se me ocurrió ir al tianguis de la costura y pensé que allí encontraría a la gente que buscaba para crear mi negocio. Mi sorpresa fue que casi no había personas independientes, así que busqué una por una a las pocas que quedaban. Me di cuenta de que la gente de mi región estaba dejando morir una tradición tan añeja como el bordado por falta de oportunidades”, recuerda De Anda.

En busca de talentos ocultos